La filosofía Souls según Miyazaki: aprender tras cada derrota.
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Durante años, los juegos de FromSoftware han sido asociados casi exclusivamente a su dificultad. Sin embargo, detrás de esa fama hay una filosofía muy concreta que va mucho más allá de castigar al jugador sin contemplaciones.
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En el centro de esa idea está Hidetaka Miyazaki, máximo responsable creativo del estudio y figura clave detrás de Elden Ring y de toda la familia Souls. Para Miyazaki, el reto no consiste en hacer juegos duros por el mero hecho de serlo, sino en encontrar un equilibrio muy preciso entre exigencia, aprendizaje y justicia.
La dificultad como herramienta, no como castigo
Miyazaki ha insistido en varias ocasiones en que la muerte es una parte esencial del diseño, pero nunca debe sentirse arbitraria. El objetivo es que el jugador entienda qué ha fallado, por qué ha ocurrido y cómo puede mejorar en el siguiente intento. Solo entonces la experiencia cobra sentido.
Desde su punto de vista, un buen diseño de dificultad es aquel en el que el jugador, incluso tras perder, reconoce que el error fue propio: una mala lectura del enemigo, una decisión precipitada o una falta de preparación. Ese momento de comprensión es el que impulsa a volver a intentarlo, no la frustración vacía.
Esta filosofía se mantiene intacta en Elden Ring, pese a su mundo abierto y a la mayor libertad que ofrece frente a entregas anteriores. El juego permite explorar, fortalecerse y regresar más tarde a los desafíos más duros, pero sin renunciar nunca a ese núcleo de exigencia que define a la saga.
Para FromSoftware, un juego difícil no debe ser injusto, y un juego accesible no tiene por qué ser simple. Esa visión es la que ha permitido que los Souls pasen de ser una propuesta de nicho a convertirse en referentes del diseño moderno, influyendo a toda una generación de desarrolladores y jugadores.

